Un año después de la publicación del real decreto de eficiencia energética, conocido legalmente como RD 56/2016, comenzamos una serie de artículos sobre sus implicaciones. En el primero de ellos, revisamos qué es una auditoría energética. Pero también qué hemos aprendido tras un año intenso de auditorías y mejores prácticas para realizarlas. Tema que trataremos también en nuestra próxima sesión formativa gratuita.
¿Qué es una Auditoría Energética?
A pesar del impulso que el Real Decreto de Eficiencia Energética ha supuesto para la realización de auditorías energéticas, estas no son, ni mucho menos una figura nueva en el sector energético.
Una auditoría energética es un proceso de inspección, medición y análisis sistemático orientado a comprender el uso y consumo energético de uno – o varios – edificios. También se pueden aplicar las auditorías energéticas al estudio de procesos (por ejemplo, procesos de producción de una fábrica metarlúrgica).
El objetivo último de las auditorías energéticas es detectar oportunidades de ahorro energético. Estas oportunidades se pueden encontrar en:
- La mejora de las condiciones del edificio. Ejemplo: una escuela tiene mal aislamiento en las ventanas. Invirtiendo en ventanas nuevas se solucionaría este problema, que impacta en la calefacción y el aire acondicionado que se utilizan (y que consumen energía).
- Mejora de las condiciones de los procesos. Ejemplo: reaprovechar la energía térmica generada por hornos y reinvertirla en procesos productivos secundarios.
- Cambios de equipos. Por ejemplo, una muy típica es la sustitución de equipos de clima anticuados.
- Detección de hábitos de consumo energético incorrecto. Por ejemplo, en una oficina, el 95% de la gente se deja el ordenador encendido al terminar de trabajar.
- Mejora en las tarifas. El experto que lleva a cabo la auditoría puede sugerir mejoras en la tarifa, ya sea cambiando de proveedor a tarifas más interesantes, ajustando las potencias contratadas…
¿Qué Fases tiene una Auditoría Energética?
1) La auditoría energética comienza siempre con una reunión previa entre la empresa que va a ser auditada y el auditor energético. Esta reunión es clave para definir objetivos, el nivel de implicación de la empresa y la expectativa de los resultados.
2) Tras la reunión se define el mandato de la auditoría, es decir, su objetivo. Las auditorías pueden ser más generales o específicas. Un ejemplo de estas últimas sería las auditorías cuyo objetivo es optimizar los maxímetros.
3) El tercer paso es definir el alcance de la auditoría. Básicamente, qué se va a auditar a nivel físico. Número de edificios, metros cuadrados… Y el nivel de detalle que es necesario. El nivel de detalles es importante, en especial para todos los que realicéis auditorías energéticas para cumplir con la legislación. Las diferentes leyes pueden exigir niveles de detalle diferentes.
El alcance de las auditorías definido en el Real Decreto de Eficiencia Energética era bastante genérico. Recordemos que obliga a auditar el 85% del consumo energético de una empresa. Por eso, los expertos recomiendan que, ya que se debe hacer la auditoría, intentar ir a un mayor nivel de detalle. Por ejemplo, pidiendo al auditor energético que identifique aquellas oportunidades de ahorro que vayan a aportar un retorno en ahorro a partir de cierta cifra, auditando el 100% del consumo…
4) A partir de ahí, comienza el proceso de análisis del consumo energético. Este análisis comienza viendo las facturas energéticas. Dentro del análisis, destacaríamos:
- Análisis comparativo. Se pueden comparar diferentes períodos de tiempo, diferentes localizaciones entre sí, datos globales de consumos en el sector… En este caso, es interesante utilizar la herramienta DEXMA Detect (antiguamente llamado Energy Grader). DEXMA Detect compara el edificio frente a miles de edificios del mismo sector y zona geográfica. Y te da un informe gratuito con la comparativa. ¿Lo mejor? Que todo este proceso es online.
- Patrones de comportamiento. Picos de consumo, fases de vacaciones…
5) Después se pasa a una fase de mayor detalle, que suele requerir trabajo de campo e instalar medidores en campo. Se trata de la creación de todos los usos energéticos del edificio. El objetivo de esta fase es obtener un balance energético del edificio.
6) Con toda esta información, se crea el listado de oportunidades de ahorro.
7) Por último, se valoran dichas oportunidades de ahorro energético. Quien recibe la auditoría energética debe saber el volumen de inversión que cada oportunidad de ahorro necesita y el ROI de las medidas de eficiencia energética por las que va a apostar. Para ayudarte a calcular presupuestos de eficiencia energética y el retorno de la inversión, descarga nuestra calculadora gratuita (plantilla en Excel).
Independientemente de cómo se divida, por fases, la auditoría energética, es importante saber cuánto tiempo es necesario para finalizarlas. Aquí es muy difícil darte una respuesta única: depende de cada empresa. En los proyectos más sencillos (1 edificio, actividad no industrial) puede tenerse realizada en un mes. Mientras que en los más complejos (cientos o miles de edificios, plantas industriales…) pueden llegar a necesitarse hasta seis meses.
Requisitos de una Buena Auditoría Energética
La realización de auditorías energéticas supone una inversión para la empresa. No solo a nivel económico (hay que pagar a una empresa de servicios energéticos que vaya al edificio o edificios a realizarla). Sino también a nivel de inversión de recursos operativos: tiempo, personal de apoyo a la ESE externa…
Por eso, es importante conocer los requisitos de una buena auditoría energética, que son:
- Que la auditoría sea rentable. Ya sea a corto plazo, medio o más largo. La auditoría debe reportar un beneficio a la empresa.
- Las mejoras propuestas deben tener en cuenta siempre el mantenimiento del confort, la salubridad y la seguridad de la empresa.
- Las oportunidades de ahorro encontradas deben incluir una valoración económica y de retorno de la inversión.
- En relación al Real Decreto de Eficiencia Energética, es importante intentar ir más lejos de los mínimos. Si solo se quieren cubrir los mínimos, en un proyecto con múltiples localizaciones, la auditoría energética podría suponer un «coste hundido» si solo se va a mínimos. Es decir, un coste que no sirva para nada a la empresa. Y que, además, hay que repetir cada cuatro años.
¿Qué Pasará con las Auditorías Energéticas tras el RD 56/2016?
Es una muy buena pregunta. Si recordáis el Real Decreto de Eficiencia Energética obligaba a presentar las auditorías energéticas, pero, sin embargo, no forzaba a las empresas a poner en marcha las recomendaciones resultantes.
Según María I. Cubillo, Directora General de SinCeO2, dicha decisión «destacaba frente a la legislación europea. Otros países de nuestro entorno ya están obligando a pasar certificaciones más duras, como la ISO 50001. Es más, en muchos de ellos, contar con una ISO 50001 es sinónimo de tener deducciones fiscales».
SinCeO2 está probablemente entre las ESEs españolas que más contacto ha tenido en el último año con las auditorías energéticas impulsadas por el RD 56/2016. Tras realizar miles de auditorías, les hemos invitado a nuestra próxima formación online, el 7 de marzo para:
- Escuchar sus recomendaciones sobre mejores prácticas a la hora de realizar auditorías energéticas.
- Valorar juntos el impacto del Real Decreto y compartir lecciones aprendidas para conseguir cumplir con la legislación.
- Saber qué hacer una vez tengamos la auditoría energética realizada.
Si aún no estás al día en auditorías energéticas o en el Real Decreto de Eficiencia Energética, ¡nunca es tarde! Entra en nuestro vídeo formación.