Los edificios se certifican en cuanto al rendimiento energético en base a diferentes escalas (etiqueta energética, LEED, BREEAM…). Esas escalas evalúan su uso energético planificado: ¿qué pasa cuando entra en uso el edificio? La realidad nos dice que, a pesar de la instalación de sofisticados BAS/BMS/SCADAS pocos edificios alcanzan el 100% de su productividad energética. Hoy hablamos de cómo integrar estos sistemas con el análisis energético para conseguirlo, el tema de nuestra guía de descarga gratuita.
¿Qué es la Brecha de la Productividad Energética del Edificio?
¿Qué ocurre una vez que el edificio está ocupado? El rendimiento energético del edificio sobre papel es muy diferente al realmente se consume de forma diaria. De hecho, según datos de RIBA CIBSE, los edificios tienden a consumir entre 1,5 y 2,5 veces la cantidad de energía que originalmente estaba prevista por sus diseñadores.
La diferencia entre el ahorro de energía prometido en edificios supuestamente «inteligentes» o «verdes» y el rendimiento energético real registrado por los concentradores de un edificio o el sistema de gestión de energía es la brecha en la productividad energética del edificio.
Eso significa que incluso edificios inteligentes o verdes sobre papel podrían estar funcionando ineficientemente en la práctica, por ello, y estar costando dinero. En nuestra guía gratuita sobre cómo combinar la tecnología de automatización de edificios hablamos más en detalle de este concepto de brecha.
¿Por qué mi Edificio no Tiene el 100% de su Productividad Energética?
Algunos investigadores culpan a los modelos “teóricos” de consumo energético de no lograr captar cómo funcionan los edificios. Hay una serie de serie de factores que podrían ser responsables:
- falsas suposiciones hechas en la etapa de diseño
- componentes de construcción defectuosos
- falta de comunicación sobre el uso de energía prevista
- desgaste del edificio. El experto en reconversión de edificios y CEM Nathan Gillette calcula que se puede incurrir de un 10-30% de costes de mantenimiento extra debido a la desviación si no se analiza y optimiza el rendimiento del edificio con el tiempo.
La lista de factores es larga, pero hay un factor tecnológico importante a tener en cuenta: la existencia de sistemas de automatización de edificios. Y muchas veces pasa desapercibido.
Los facility manager y responsables de mantenimiento adoran este tipo de tecnologías. Se les suele conocer como BAS, BMS o SCADA. Sirven para automatizar encendido y apagado de luces o sistemas de clima. También pueden controlar los accesos de seguridad del edificio o definir la configuración de temperaturas en cada zona del edificio.
¿Cómo están afectando los BMS o SCADA a tu productividad energética? Muy sencillo:
- Estos sistemas no están pensados para almacenar datos. Si el día de mañana quieres consultar datos de consumo de hace un año, dos o cinco, no los encontrarás. Esto es básico para conocer la línea base de consumo, por ejemplo.
- Estos sistemas no están pensados para analizar la productividad energética del edificio. Así, no tienen herramientas de Medida y Verificación, informes de simulación de facturas…
- Y por último, pero aún más grave, a menudo se deja que el BMS o BAS o SCADA haga y deshaga a su antojo, sin mucha supervisión. Se “confía” en quién lo ha configurado y las revisiones son escasas. Así, puede haber una ola de frío o de calor, y que la temperatura interior no se modifique.
Aprende cómo optimizar la eficiencia tu edificio complementando los sistemas de automatización y control de edificios con un buen análisis energético con nuestra última guía: