Las energías renovables se han convertido en un mercado gigantesco. Potenciadas con el soporte público (y los fondos, por supuesto) las hemos visto crecer hasta que se han convertido en un importante porcentaje del mix energético.
Hoy, gracias a la investigación, podríamos estar ante el comienzo de lo que será una nueva era de la energía solar: la hidricidad.
La discusión sobre la necesidad de inversión en energías renovables es ya agua pasada. Países como Dinamarca van a ser 100% «verdes» en 2020. Y el resto se están comprometiendo a porcentajes del 50% al 70% a largo plazo.
Y, aunque hoy en día nadie lo recuerde, cuando las energías renovables eran apenas emergentes, muchas voces críticas de las fuentes de energías fósiles o la energía nuclear pronosticaban que no serían rentables, o que no serían tan potentes como la demanda exigiría. La verdad es que se necesita aún tiempo e inversión para cubrir la demanda actual, pero no es imposible.
Y, además, se convierte en una realidad cada vez más cercana con la investigación que se aplica a las renovables. Una de las últimas innovaciones es la «hidricidad».
¿Qué es la Hidricidad?
El pasado 17 de noviembre un grupo de científicos de Estados Unidos y Suiza anunciaban una nueva propuesta para la energía solar: la hidricidad. Una nueva forma de utilizar energía solar y térmica para producir hidrógeno y electricidad. Al mismo tiempo. Con el mismo proceso y con un ratio de eficiencia muy interesante.
La clave del proyecto ha sido la implementación de integraciones durante el proceso de producción, que ha detectado sinergias, que, por supuesto, después se han aprovechado. El modelo ha producido un 40%-60% de eficiencia durante la producción con ciclos de potencia solar/agua. En el modo de hidrógeno, la eficiencia sube hasta el 50%.
Esto supone una increíble ventaja en cuanto índice de eficiencia, en especial frente a la energía solar térmica, que era todavía bajo comparado con el de la solar fotovoltaica.
Cuando los ingenieros activaron el modo de co-producción, pudieron almacenar hidrógeno al tiempo que seguían produciendo energía solar. Esto ayuda cuando no hay fuentes de luz solar. El hidrógeno puede ser utilizado en un ciclo de potencia diferente (tipo turbina) con un 65%-70% de eficiencia en la generación de electricidad a base de hidrógeno.
Este proyecto de hidricidad fue puesto a prueba durante un proceso de ciclos de una media de 24 h. El resultado ha sido una eficiencia general de generación eléctrica solar cercano al 35%
Cómo la Hidricidad puede Marcar la Diferencia
Además de aumentar los ratios de eficiencia de un campo que estaba todavía algo «atrasado» de otros procesos de energías renovables, el grupo que ha desarrollado la técnica afirma que la hidricidad, esta nueva forma de producir energía, puede tener otras muchas ventajas:
- el nuevo modelo almacena energía de forma termoquímica
- el hidrógeno puede ser utilizado para usos de transporte, químicos, fábricas…
- comparada con baterías habituales, la energía almacenada con este método no se descargaba. Además, el medio almacenador no se degradaría pese al uso continuado.
Puedes leer más sobre este nuevo e interesante modelo, la hidricidad, y sobre cómo funciona, con el artículo original en inglés, publicado por la National Academy of Sciences of America.